Quisiera
dar las gracias a todos aquellos que, de una u otra forma, se unieron a la
vigilia de oración y ayuno de ayer en la noche. Gracias a las numerosas
personas que han ofrecido sus sufrimientos. Gracias a las autoridades civiles,
a los miembros de otras comunidades cristianas y de otras religiones, y a los
hombres y mujeres de buena voluntad que han vivido, con este motivo, momentos
de oración, ayuno y reflexión.
El
compromiso continúa: ¡Sigamos con la oración y con las obras de paz! Les invito
a seguir rezando para que cese inmediatamente la violencia y la devastación en
Siria y para que se trabaje con renovado empeño por una justa solución al
conflicto fratricida. Pidamos también por los otros países de Oriente Medio,
especialmente por el Líbano, para que encuentre la anhelada estabilidad y siga
siendo modelo de convivencia; por Iraq, para que la violencia sectaria deje
paso a la reconciliación; y por el proceso de paz entre israelitas y
palestinos, para que avance con determinación y audacia. Pidamos también por
Egipto, para que todos los egipcios, musulmanes y cristianos, se comprometan a
construir juntos la sociedad buscando el bien de toda la población.
¡La
búsqueda de la paz es un camino largo y requiere paciencia y perseverancia!
¡Sigamos rezando!
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