domingo, 29 de septiembre de 2013

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO,Domingo , 29 de septiembre 2013

Plaza de San Pedro 


1. "¡Ay de la Sión despreocupada y los que se consideran seguros, ... tirado en camas de marfil" ( Am 6,1.4), comer, beber, cantar, divertirse y no preocuparse por los problemas de otros.

Estas duras palabras del profeta Amós, pero nos advierten de un peligro que todos corremos. Lo que este mensajero queja de Dios, lo que pone ante los ojos de sus contemporáneos, e incluso ante nuestros ojos hoy? El riesgo de reclinación, la comodidad, lo mundano en la vida y en mi corazón, de tener como centro de bienestar. Es la misma experiencia de los ricos del Evangelio, con ropa de lujo y cada día que diste a abundantes banquetes, esto era importante para él. Y el pobre hombre que estaba a su lado y él tenía lo suficiente para comer? No era asunto suyo, no le concierne. Si las cosas, el dinero, lo mundano se convierta en el centro de nuestras vidas nos agarra, tenemos y perdemos nuestra propia identidad como hombres se ven bien, el rico del Evangelio no tiene nombre, es simplemente un "rico". Las cosas que él posee es su rostro, no tiene otra.
Pero preguntémonos: ¿por qué sucede esto? ¿Cómo es que los hombres, tal vez incluso nosotros, caemos en el peligro de cierre, a poner nuestra confianza en las cosas, que finalmente robar nuestro rostro, nuestro rostro humano? Esto sucede cuando perdemos la memoria de Dios "¡Ay de los descuidados de Sión", dijo el profeta. Si no hay memoria de Dios, todo se aplana, todo va en el ego, en mi bienestar. La vida, el mundo, los demás, pierden consistencia, no cuentan para nada, todo se reduce a una sola dimensión: el tener. Si perdemos la memoria de Dios, aun nosotros mismos perdemos la coherencia, nos vaciamos, perdemos nuestra cara como el hombre rico del Evangelio! ¿Quién administra después de la nada que él mismo se convierte en vacío, - dice otro gran profeta Jeremías (cf. Jer 02:05). Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no en la imagen y semejanza de las cosas, los ídolos!

2. Luego, mirando a ti, me pregunto: ¿quién es el catequista? Y "el que protege y nutre la memoria de Dios, y los guardias en sí mismo y sabe cómo despertar en los demás. Es agradable a esto: a hacer memoria de Dios, como la Virgen María, que, frente a la acción maravillosa de Dios en su vida, él no cree que el honor, el prestigio y la riqueza, no se cierra sobre sí misma. Por el contrario, tras dar la bienvenida al anuncio del Ángel y ella concibió al Hijo de Dios, ¿qué significa? Parte, debe dall'anziana prima Isabel, que también estaba embarazada, para ayudarla, y su encuentro con su primer acto es el recuerdo de la obra de Dios, la fidelidad de Dios en su vida, en la historia de su pueblo, en nuestra historia: "Engrandece mi alma al Señor ... porque ha mirado la humillación de su esclava ... de generación en generación su misericordia" ( Lc 1,46.48.50). Maria no tiene memoria de Dios
En este cántico de María es también la memoria de su historia personal, la historia de Dios con ella, su propia experiencia de fe. Y lo que es para cada uno de nosotros, para todo cristiano: la fe contiene sólo el recuerdo de la historia de Dios con nosotros, el recuerdo del encuentro con Dios que se mueve primero, que crea y salva, que nos transforma, la fe es memoria de su Palabra que calienta el corazón de sus acciones de la salvación con la que la vida nos da, nosotros, la atención purifica, nos nutre. El catequista es realmente un cristiano que pone al servicio de esta memoria, para no ser visto, para no hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, su amor y su fidelidad. Hablar y transmitir todo lo que Dios ha revelado, la doctrina en su totalidad, sin necesidad de cortar o añadir.
St. Paul aconseja a su discípulo y colaborador Timoteo sobre todo una cosa: Recuerda, recuerda Jesucristo, resucitado de entre los muertos, para que el anuncio de I y para el cual sufro (cf. 2 Tm 2:8-9). Pero el Apóstol puede decir esto porque primero se acordó de Cristo, que lo llamó cuando él era un perseguidor de los cristianos, ha tocado y transformado por su gracia.
El catequista, entonces es un cristiano que lleva el recuerdo de Dios, guiada por el recuerdo de Dios en su vida, y sabe cómo despertar en los corazones de los demás. Y 'este desafiante! Se compromete toda la vida! El mismo Catecismo ¿qué es sino la memoria de Dios, el recuerdo de su acción en la historia de que ha acercado a nosotros en Cristo, presente en su Palabra, en los sacramentos y en su Iglesia, en su amor? Queridos catequistas, me pregunto: ¿somos la memoria de Dios? Nos gusta mucho centinelas que despiertan en otros el recuerdo de Dios, que calienta mi corazón?

3. "¡Ay de los descuidados de Sion", dice el profeta. ¿Qué camino a seguir para las personas a no ser "sin preocupaciones", que ponen su confianza en sí mismo y de las cosas, pero los hombres y las mujeres de la memoria de Dios? En la segunda lectura de St. Paul, escribiendo a Timoteo siempre, da algunas indicaciones que también pueden marcar el camino de la catequista, nuestro camino: luchar por la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre (cf. 1 Timoteo 6 , 11).
El catequista es un hombre de la memoria de Dios si tiene una relación constante y vital con Él y con los demás, si es un hombre de fe, que realmente confía en Dios y Él pone su seguridad en caso de que él es un hombre de la caridad, del amor , que ve a todos como a un hermano, si él es un hombre de " hypomone ", la paciencia, la perseverancia, que puede hacer frente a las dificultades, pruebas y fracasos, con serenidad y esperanza en el Señor, si es hombre amable, capaz de entender y misericordia.
Pidamos al Señor que somos todos los hombres y mujeres que protegen y nutren la memoria de Dios en sus vidas y saben despertar en los corazones de los demás. Amen.

ANGELUS 
Queridos hermanos y hermanas,
antes de concluir esta celebración , quiero saludaros a todos y gracias por vuestra participación, especialmente los catequistas vienen de muchas partes del mundo.
Un saludo especial a mi hermano, Su Beatitud Youhanna X, griego Patriarca ortodoxo de Antioquía y Todo el Oriente.Su presencia nos invita a orar una vez más por la paz en Siria y el Oriente Medio.
Saludo a los peregrinos que han venido a Asís a caballo, así como el Club Alpino Italiano, en el 150 aniversario de su fundación.
Saludo a los peregrinos con el afecto de Nicaragua, Recordando Y Que los Pastores de la ESA Fieles querida Nación celebran con alegría el centenario de la fundación canónica de la Provincia Eclesiástica.
Con alegría recordamos que ayer, en Croacia, fue beatificado Miroslav Bulešić, sacerdote diocesano, que fue martirizado en 1947. Alabamos al Señor, que le da la fuerza armada del testimonio extremo.
Pasamos ahora a María con el rezo del " Angelus .

miércoles, 25 de septiembre de 2013

AUDIENCIA GENERAL, Miércoles 25 de septiembre de 2013


 Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas

En el Credo profesamos la fe en «la Iglesia, que es una». En efecto, la Iglesia es única y es en sí misma unidad, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades. Lo hemos visto en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: tantos rostros, tantas lenguas, tantos lugares de proveniencia, pero una sola Iglesia, como una gran familia, unidos como hermanos en una misma fe y esperanza, en la caridad y en los sacramentos, en el ministerio apostólico instituido por Cristo.

 ¿Vivimos así, o estamos encerrados en nosotros mismos o en nuestro propio grupo? ¿Nos preocupamos por los demás, aunque estén lejos? ¿Rezamos por ellos? A veces surgen tensiones y conflictos que hieren la unidad de la Iglesia, pero somos nosotros quienes las provocamos. Por eso hay que fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da, y también para favorecer el camino ecuménico. Y, como esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo, hemos de pedirla con perseverancia en la oración.

Saludos

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a la comunidad del Colegio Mexicano de Roma, a las peregrinaciones diocesanas de Tarazona, con su Obispo Eusebio Hernández, y de Tortosa, con su Obispo, Enrique Benavent, así como a los demás grupos venidos de España, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y otros países latinoamericanos.

Muchas gracias.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Beato José Gabriel del Rosario Brochero, Terciario dominico

Nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba.

Entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto”, el 5 de marzo de 1856, cuando tenía 16 años. Un amigo suyo escribió: “Muchas veces le he oído contar [a Brochero] que la constante preocupación de su juventud fue el sacerdocio… No sabía qué vocación seguir: la laical o la sacerdotal… Su espíritu fluctuaba y su corazón sufría con esta indecisión. Un día, dominado por esta preocupación, asistió a un sermón en que se bosquejaron las exigencias y sacrificios de una y otra… y apenas concluyó de escucharlo, la duda ya no atormentaba su alma, y ser sacerdote era para él una resolución inquebrantable” (CÁRCANO, RAMÓN J., José Gabriel Brochero, en: Periódico Los Principios, Córdoba, 30 de enero de 1916.)

Es ordenado presbítero el 4 de noviembre de 1866 por el Obispo Vicente Ramírez de Arellano. El 10 de diciembre del mismo año celebra su primera misa en la capilla del Colegio Seminario “Nuestra Señora de Loreto”, cuando ésta se encontraba en la casa detrás de la Catedral, donde hoy se encuentra la Plazoleta del Fundador.

En diciembre de 1869 asume el Curato de San Alberto, siendo San Pedro la villa que hacía de cabecera en aquel departamento. Por aquel tiempo el extenso Curato de San Alberto (de 4.336 kilómetros cuadrados) contaba con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas, desperdigados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. Era triste el estado moral y la indigencia material de la gente. El corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.

Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales recorriendo unos 200 kilómetros cruzando las sierras. Dicha travesía requería tres días a lomo de mula y las caravanas muchas veces superaban las quinientas personas. Más de una vez fueron sorprendidos por fuertes tormentas de nieve. Al regresar, luego de nueve días de silencio, oración y penitencia sus feligreses iban cambiando de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el desarrollo económico de la zona.

En 1875, con la ayuda de sus feligreses, comenzó la construcción de la Casa de Ejercicios de la entonces Villa del Transito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el ministerio parroquial del Siervo de Dios, más 40.000 personas. También construyó la casa para las religiosas, el Colegio de niñas y la residencia para los sacerdotes.

Con sus feligreses construyó más de 200 kilómetros de caminos y varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto para sacar a sus queridos serranos de la pobreza en que se encuentran, “abandonados de todos pero no por Dios”, como solía repetir.

“Un sacerdote que vivió una verdadera pasión por el evangelio que testimonió y transmitió en medio de una considerable transformación cultural en nuestro país después de los acontecimientos de la organización nacional. Sin ingenuidad, pero también sin ceder a lamentos o enfrentamientos estériles se dedicó con empeño y con espíritu constructivo a la maravillosa tarea de la evangelización. De su pasión por el evangelio brotaba también su pasión por sus hermanos y el deseo de brindarles las condiciones de una vida digna. Por eso trabajó incansablemente por levantar templos o capillas, la casa de ejercicios espirituales en la Villa del Tránsito, escuelas y otras obras que aseguraran a todos una existencia que mereciera el título de humana y cristiana.” (Mons. Carlos Ñáñez, homilía Misa Crismal 1º de abril de 2010).

Pocos días después de su muerte, el diario católico de Córdoba escribe: “Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”. Debido a su enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses, regresó a su casa de Villa del Transito, muriendo leproso y ciego el 26 de enero de 1914.

domingo, 22 de septiembre de 2013

EL SANTO PADRE, FRANCISCO, EN EL SANTUARIO DE NTRA. SRA. DE BONARIA


Que la Paz de Nuestro Señor esté siempre con ustedes:

Hoy se realiza aquel deseo que había anunciado en la Plaza de San Pedro, antes del verano, de poder visitar el Santuario de Nuestra Señora del Bonaria.

Vine para compartir con ustedes, gozo y esperanza, fatigas y compromisos, ideales y aspiraciones de su isla, y para confirmarlos en la fe. También aquí en Cágliari, como en toda Cerdeña, no faltan dificultades, problemas y preocupaciones, y son tantos: pienso, en particular, en la falta de trabajo y en la precariedad del mismo, y por lo tanto en la incertidumbre del futuro. Cerdeña, su bella región, sufre desde hace mucho tiempo, muchas situaciones de pobreza, acentuadas también por su condición insular. Es necesaria la colaboración leal de parte de todos, con el compromiso de los responsables de las instituciones, también de la Iglesia, para asegurar a las personas y familias los derechos fundamentales y hacer crecer una sociedad más fraterna y solidaria. Asegurar el derecho al trabajo, el derecho a llevar el pan a la casa. Pan ganado con el trabajo. Les estoy muy cercano, los recuerdo en la oración y los aliento a perseverar en el testimonio de los valores, humanos y cristianos, tan profundamente arraigados en la fe y en la historia de este territorio y de su población. “Mantengan siempre encendida la luz de la esperanza”.

He venido en medio de ustedes para ponerme con ustedes a los pies de la Virgen que nos da a su Hijo. Se bien que María, Nuestra Madre, está en sus corazones, como testimonia este Santuario, donde muchas generaciones de sardos han subido – ¡y continuarán subiendo! – para invocar la protección de la Virgen de “Bonaria”, Patrona Máxima de la isla. Aquí ustedes traen las alegrías y sufrimientos de esta tierra, de sus familias, y también de aquellos hijos que viven lejos, que muchas veces partieron con gran dolor y nostalgia para buscar un trabajo y un futuro para ellos y para sus seres queridos. Hoy, todos nosotros aquí reunidos, queremos agradecer a María, porque nos está siempre cercana, queremos renovarle a ella nuestra confianza y nuestro amor.

La Primera Lectura que hemos escuchado nos muestra a María en oración en el Cenáculo, junto a los Apóstoles, en espera de la efusión del Espíritu Santo (Cfr. Hc 1, 12-14). María reza, reza junto a la Comunidad de los Discípulos y nos enseña a tener plena confianza en Dios, en su misericordia. ¡La potencia de la Oración! No nos cansemos de llamar a la puerta de Dios. ¡Llevemos al corazón de Dios a través de María, toda nuestra vida, cada día!

En cambio, en el Evangelio, acogemos sobre todo la última mirada de Jesús hacia su Madre. Desde la cruz, Jesús mira a su Madre y a ella le confía el Apóstol Juan, diciendo: “Éste es tu Hijo”. En Juan estamos todos, también nosotros, y la mirada de Amor de Jesús nos confía a la custodia materna de la Madre. María habrá recordado otra mirada de Amor, cuando era una jovencita: la mirada de Dios Padre, que había mirado su humildad, su pequeñez. María nos enseña que Dios no nos abandona, puede hacer grandes cosas también con nuestra debilidad. ¡Tengamos confianza en Él! Llamemos a la puerta de su corazón.

Y el tercer pensamiento: hoy he venido en medio de ustedes, es más, hemos venido todos juntos para encontrar la mirada de María, porque allí está el reflejo de la mirada del Padre que la hace Madre de Dios, y la mirada del Hijo desde la cruz, que la hace Madre nuestra. Y con aquella mirada hoy María nos mira. Tenemos necesidad de su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de cuidado. María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada! Tu mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos espera en cada encrucijada de nuestro camino. Es un don de Jesucristo en la cruz, que carga sobre sí nuestros sufrimientos, nuestras fatigas, nuestros pecados. Y para encontrar este Padre, lleno de amor, hoy le decimos: ¡Madre, danos tu mirada! Lo decimos todos juntos: ¡Madre, danos tu mirada!

En el camino, muchas veces difícil, no estamos solos, somos tantos, somos un pueblo, y la mirada de la Virgen, nos ayuda a mirarnos entre nosotros de modo fraterno. ¡Mirémonos de un modo más fraterno! María nos enseña a tener esa mirada que busca acoger, acompañar, proteger. ¡Aprendamos a mirarnos, los unos a los otros, bajo la mirada materna de María! Hay personas que instintivamente no tenemos en cuenta, y que sin embargo tienen más necesidad: Los más abandonados, los enfermos, aquellos que no tienen de qué vivir, aquellos que no conocen a Jesús, los jóvenes que están en dificultad, que no tienen trabajo. No tengamos miedo de salir y mirar a nuestros hermanos y hermanas con la mirada de la Virgen. Ella nos invita a ser verdaderos hermanos. Y no permitamos que alguna cosa o alguno se interponga entre nosotros y la mirada de la Virgen. ¡Madre, danos tu mirada! ¡Que ninguno nos esconda tu mirada! Nuestro corazón de hijos sepa defenderla de tantas palabras que prometen ilusiones; de aquellos que tienen una mirada ávida de vida fácil, de promesas que no se pueden cumplir. Que no nos roben la mirada de María, que está llena de ternura. Que nos da fuerza, que nos hace solidarios entre nosotros. Digamos todos: ¡Madre, danos tu mirada!

Nostra Segnora ‘e Bonaria bos acumpanzet sempre in sa vida. ¡Madre, danos tu mirada! Que Nuestra Señora de Bonaria los acompañe siempre en sus vidas.


sábado, 21 de septiembre de 2013

Corea: una Iglesia fundada por laicos y sobre la sangre de los mártires


La Iglesia celebra en septiembre el mes de los mártires, con motivo de la fiesta, el 20 de septiembre, de san Andrés Kim Tae-gon y el resto de los 103 mártires asesinados, que dieron su vida entre 1839 y 1867. En una carta, el Papa ha pedido a los fieles coreanos que ésta sea «una oportunidad para comprometerse más plenamente en la urgente tarea de la evangelización». Para Francisco, la Iglesia coreana de aquellos años es un todo un modelo, ya que, pese a las persecuciones y tener que vivir durante décadas privados de pastores, los fieles cristianos mantuvieron viva la fe.

Fueron laicos los primeros misioneros en Corea en el siglo XVIII, formados por los jesuitas en China. Cuando, a finales del siglo, el primer sacerdote logró entrar clandestinamente en la península, encontró a unos 4 mil católicos, catequizados, pero sin bautizar. La persecución multiplicó su número, y hoy Corea del Sur es el segundo país asiático con mayor presencia cristiana, después de Filipinas.

Las autoridades coreanas erigieron a mediados del siglo XIX un monumento celebrando «El aniquilamiento de la religión perversa de los cristiano». Murieron unos 8 mil fieles, pero su sangre dio fruto.

Los dos mártires más conocidos de aquellas primeras comunidades son san Andrés Kim Taegon, el primer sacerdote coreano, y el laico san Pablo Chong Hasang. Hijo de un mártir, Andrés se ordenó en China, y fue decapitado, tras ser descubierto intentando propagar la fe en Corea.

También Pablo Chong procedía de una familia que sufrió persecución. A los 20 años, se vio obligado a dejar a su familia para reorganizar la Iglesia en Seúl. Desde allí escribiría al Papa para pedirle misioneros. Fue así como Corea tuvo su primer obispo, monseñor Ímbert, que se alojó en su casa. La persecución arreció. El obispo pudo escapar, pero no así Pablo, a quien pronto seguirían en el martirio su madre y su hermana.

Juan Pablo II les canonizó, junto a otros 101 mártires, durante su viaje a Seúl, el 6 de mayo de 1984. «La Iglesia coreana es única porque fue fundada completamente por laicos», dijo el Beato Papa Wojtyla.  «Esta Iglesia incipiente, tan joven y sin embargo tan fuerte en la fe, soportó hola tras hola de feroz persecución, de manera que, en menos de un siglo, pudo enorgullecerse de tener 10 mil mártires. La muerte de estos mártires fue levadura de la Iglesia y  llevó al espléndido florecimiento actual de la Iglesia coreana. Todavía hoy, el espíritu inmortal de los mártires sostiene a los cristianos de la Iglesia del silencio en el norte de esta tierra trágicamente dividida».

En abril, durante una homilía en la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco aludió al caso análogo de Japón. Durante las persecuciones del siglo XVII, los misioneros católicos fueron expulsados y las comunidades cristianas permanecieron 200 años sin sacerdotes. No obstante, cuando volvieron los misioneros a la isla, se encontraron una comunidad cristiana viva. «¿Quién hizo esto? ¡Los bautizados!», resaltó el Santo Padre.

Algo similar sucedió también en los primeros siglos del cristianismo. «Eran simples fieles, apenas bautizados desde hacía un año o poco más, quizá. Pero tenían el coraje de ir a anunciar. ¡Y les creían! ¡E incluso hacían milagros!» Con su testimonio, «suscitaban curiosidad... Hemos conocido a Jesús», anunciaban. «Y nosotros, ¿creemos en esto?, se preguntó el Papa. «¿Que el Bautismo sea suficiente para evangelizar? O esperamos que el cura diga, que el obispo diga... ¿Y nosotros?» «Somos fieles al Espíritu para anunciar a Jesús con nuestra vida, con nuestro testimonio y con nuestras palabras?»

R.B.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

AUDIENCIA GENERAL,Miércoles 18 de septiembre de 2013


 Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas:
Retomo de nuevo hoy la imagen de la Iglesia como madre a partir de lo que hace una mamá por sus hijos. En primer lugar, ella con ternura, afecto y amor les enseña a caminar por el sendero de la vida y sabe orientarlos cuando se desvían del camino.

 De igual forma, la Iglesia enseña la senda de la vida a través de los mandamientos, que son una invitación a no hacer ídolos materiales, a recordar a Dios, a tener respeto por los padres, a ser honestos, a estar cerca del prójimo… En segundo lugar, una mamá,  a pesar de que sus hijos se hacen adultos, los acompaña en el camino, y aunque éstos se equivoquen, los comprende, los protege y los ayuda. Así es la Iglesia, una madre misericordiosa, que busca ayudar y nunca cierra las puertas de su casa, sino que ofrece siempre su amor e invita a retomar el camino a quien lo ha perdido. Por último, una mamá reza y confía sus hijos a Dios, en particular a los más débiles o necesitados.  Lo mismo hace la Iglesia poniendo en las manos del Señor todas las situaciones de sus hijos; los confía a la fuerza de la oración, en la que Dios no permanece indiferente. Él sabe siempre sorprendernos. La Madre Iglesia es consciente de ello.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Colombia, Venezuela, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a ver la Iglesia como la mamá que indica el camino, que es paciente, misericordiosa, comprensiva y sabe poner a todos en las manos de Dios. Muchas gracias.


domingo, 15 de septiembre de 2013

La historia del "Cuatro Latas" del Papa Francisco


El misterio del «Cuatro Latas» está resuelto. El último y sorprendente «papamóvil», es un Renault 4 del 1984, con 300.000 kilómetros a sus espaldas, pero en buen uso. El Papa lo condujo personalmente el sábado pasado de regreso a Casa Santa Marta después de acercarse a una de las puertas del Vaticano para saludar a 50 peregrinos de Verona a los que la Guardia Suiza no había dejado entrar.

        Dos horas antes del comienzo de la jornada mundial de oración por la paz en Siria en la plaza de San Pedro, la agencia AFP distribuía una serie de curiosas fotos en las que se veía al Papa subiéndose de copiloto en un viejo «Cuatro Latas», curiosamente de color blanco perla, típico de los «papamóviles».

        El semanario italiano «Famiglia Cristiana» revela que el Renault 4 es un regalo del sacerdote Renzo Zocca, de 70 años, quien lo utilizó durante buena parte de los 25 años en que fue párroco del barrio obrero de Saval en Verona, «y nunca me dejó tirado». Lo recibió de segunda mano del vicepresidente del club de fútbol «Verona Calcio», del que fue capellán, y todavía lleva una pegatina del club.
Como Jorge Bergoglio siempre ha sentido pasión por los barrios periféricos, don Renzo le escribió el pasado 15 de julio para contarle su experiencia y ofrecerle un coche que testimoniaba sus años de trabajo en una barriada obrera en la que tenía que hacer frente a los traficantes de droga.

        Para su sorpresa, el 10 de agosto el Papa le llamó por teléfono para darle las gracias y sugerirle que mejor vendiese el coche y entregase el precio a alguna obra de caridad. Según don Renzo, «Yo le respondí que ese coche lo había dado ya todo a los pobres, y le confirme mi propósito de entregárselo. Me preguntó si tenía otro coche, y cuando le dije que tenía otro más reciente, lo aceptó».
Cita con el Papa Francisco

        Aparte de hacer sus propias llamadas, el Papa Francisco organiza personalmente sus citas, y así le dijo a don Renzo: «Espera que cojo la agenda. Sentí pasar algunas páginas, y me dice: ‘yo puedo el 5, el 6 o el 7 de septiembre a las 3, 4 o 5 de la tarde. ¿Cuándo quieres venir?’».

        Así surgió la cita para el sábado 7 a las 3 de la tarde. Un centenar de peregrinos de Verona viajaron con el párroco para ver al Papa. El Renault 4, recién revisado, lo trajeron montado sobre una grúa, por si acaso…

        Cuando el Papa llegó al lugar del encuentro, contiguo al Aula Pablo VI, don Renzo le dijo que la Guardia Suiza había dejado pasar sólo a 50 peregrinos por razones de seguridad, mientras que los otros 50 se habían quedado delante de la verja.

        Según el párroco, «Su respuesta fue, ‘pues vamos allá. Nos subimos cuatro. Yo conducía. Él iba al lado, y detrás el mecánico Stefano y mi ayudante». ¡Imagine la emoción de los 50 peregrinos cuando vieron acercarse el R4 y que descendía el Papa!».

        Al despedirse, junto a la verja, «yo le di las llaves y él se puso al volante. Me había dicho que él también había tenido un R4 y que nunca le había fallado. Le vi alejarse en ese viejo coche como si fuese la cosa más natural del mundo…».

        El vehículo, recién revisado y en buen uso, tiene una doble alimentación a gasolina o a gas, así como el registro de coches de época, por lo que podría circular también fuera del Vaticano. La Gendarmería Vaticana espera que el Papa no llegue a hacerlo, y que continúe utilizando el Ford Focus azul, como pasajero.

viernes, 13 de septiembre de 2013

festividad de la Exaltación de la Santa Cruz


La Cruz, camino de la tierra al cielo

Ave Crux, spes unica! El mundo está en llamas. El incendio puede alcanzar también a nuestra casa. Pero en lo alto, por encima de todas las llamas, se eleva la Cruz. Ellas no pueden quemarla. Ella es el camino de la tierra al cielo. Quien la abraza con fe, con amor y esperanza, es llevado hasta el seno de la Trinidad.
El mundo está en llamas. ¿Deseas apagarlas? Mira a la Cruz. Desde el corazón abierto brota la sangre del Redentor. Ella apaga las llamas del infierno. Haz libre tu corazón con el fiel cumplimiento de tu profesión, entonces se derramará en tu corazón el caudal del Amor divino hasta inundar y hacer fecundos todos los rincones de la tierra.

¿Oyes el gemir de los heridos en el campo de batalla del Este y del Oeste?

Tú no eres médico, ni enfermera, y no puedes vendar sus heridas.

Tú estás encerrada en tu celda y no puedes alcanzarlos.

¿Oyes la llamada agónica de los moribundos?

Tú quisieras ser sacerdote y estar a su lado.

¿Te conmueve el llanto de las viudas y de los huérfanos?

Tú quisieras ser un ángel consolador y ayudarles. Mira al Crucificado.

Si estás esponsalmente unida a él en el auténtico cumplimiento de tus santos votos, es tu sangre su sangre preciosa. Unida a Él eres omnipresente como Él. Tú puedes ayudar como el médico, la enfermera o el sacerdote aquí o allí. En el poder de la Cruz puedes estar en todos los frentes, en todos los lugares de aflicción; a todas partes te llevará tu amor misericordioso, el amor del corazón divino, que en todas partes derrama su preciosísima sangre, sangre que alivia, que santifica y que salva.

Los ojos del Crucificado te están observando, interrogándote y poniéndote a prueba. ¿Quieres sellar de nuevo y con toda seriedad la alianza con el Crucificado? ¿Cuál será tu respuesta?

Señor, ¿a dónde iremos? Tú sólo tienes palabras de vida eterna.

Ave Crux, spes unica

Edith Stein
de Escritos Espirituales (BAC)

miércoles, 11 de septiembre de 2013

AUDIENCIA GENERAL,Miércoles 11 de septiembre de 2013


Plaza de San Pedro
Queridos hermanos y hermanas:

Retomamos hoy las catequesis sobre el misterio de la Iglesia, en este Año de la fe, con la imagen de la “Madre”. El Concilio Vaticano II dice que la Iglesia es nuestra madre en la fe, en la vida sobrenatural.

Ante todo, la Iglesia es madre porque engendra nuevos cristianos. Por el Bautismo, los hace nacer a la vida divina y establece con ellos un vínculo vital, interior, como el de una madre con sus hijos.

Además, como buena madre, los ayuda a crecer y a ser responsables, los alimenta, los educa, los cuida con ternura a lo largo de su vida. Así, la Iglesia nos anuncia la Palabra de Dios como luz para el camino, nos nutre con la Eucaristía, nos procura el perdón divino, nos sostiene en los momentos de sufrimiento y dificultad.

Y, finalmente, como todos formamos la Iglesia, su maternidad incluye también la solicitud de los unos por los otros. Todos, pastores y fieles, estamos llamados a colaborar en la transmisión de la fe, en el anuncio del Evangelio, en la atención a los necesitados… para hacer fecunda a la Iglesia.

Preguntémonos: ¿Honro a la Iglesia como madre? ¿Participo en los sacramentos, escucho la Palabra de Dios en comunidad? Y sobre todo, ¿comparto su cuidado maternal por mis hermanos?

Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, El Salvador, Venezuela, Paraguay, Colombia, Argentina y los demás países latinoamericanos. Invoquemos juntos al Espíritu Santo, para que conceda fecundidad a la Iglesia, no le permita que se cierre en sí misma, y salga a llevar la luz de Cristo hasta los confines de la tierra. Muchas gracias.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Plaza de San Pedro (Llamamiento)


Domingo, 8 de septiembre de 2013

Quisiera dar las gracias a todos aquellos que, de una u otra forma, se unieron a la vigilia de oración y ayuno de ayer en la noche. Gracias a las numerosas personas que han ofrecido sus sufrimientos. Gracias a las autoridades civiles, a los miembros de otras comunidades cristianas y de otras religiones, y a los hombres y mujeres de buena voluntad que han vivido, con este motivo, momentos de oración, ayuno y reflexión.

El compromiso continúa: ¡Sigamos con la oración y con las obras de paz! Les invito a seguir rezando para que cese inmediatamente la violencia y la devastación en Siria y para que se trabaje con renovado empeño por una justa solución al conflicto fratricida. Pidamos también por los otros países de Oriente Medio, especialmente por el Líbano, para que encuentre la anhelada estabilidad y siga siendo modelo de convivencia; por Iraq, para que la violencia sectaria deje paso a la reconciliación; y por el proceso de paz entre israelitas y palestinos, para que avance con determinación y audacia. Pidamos también por Egipto, para que todos los egipcios, musulmanes y cristianos, se comprometan a construir juntos la sociedad buscando el bien de toda la población.

¡La búsqueda de la paz es un camino largo y requiere paciencia y perseverancia! ¡Sigamos rezando!

sábado, 7 de septiembre de 2013

GRAN PEREGRINACIÓN NACIONAL POR LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ


COLOMBIA
La Conferencia Episcopal de Colombia, en unión con toda la Provincia de San Luis Bertrán de la Orden de Predicadores, realizará entre el 8 y 15 de septiembre una peregrinación nacional con Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en el marco de los diálogos de paz que se llevan a cabo en Cuba entre el gobierno colombiano y las guerrillas de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y del ELN (Ejército de Liberación Nacional).

Más de 70 frailes de la Provincia Dominicana de Colombia se distribuirán en esta jornada en todas las jurisdicciones eclesiásticas del país y, en compañía de los señores obispos y sus vicarios episcopales, orarán durante esta emblemática jornada por la Reconciliación y la Paz de Colombia. Simultáneamente, la imagen de la Virgen del Rosario navegará a lo largo del Río Magdalena, que es la arteria fluvial principal más importante de Colombia y que recorre el país completamente de sur a norte. En esta caravana fluvial la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, acompañada por el Obispo Dominico Jorge Leonardo Gómez Serna, O.P. y un grupo de frailes de la Provincia, visitará los principales puertos del Río Magdalena, una de las más fuertes zonas de violencia y conflicto armado del país.

La Asamblea General de la Conferencia Episcopal y la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia han organizado conjuntamente esta gran peregrinación nacional como invitación a la unidad nacional en la fe y la oración por la consecución definitiva de la paz en un país que ha soportado más de medio siglo de violencia y conflicto armado. Esta peregrinación nacional será un valioso aporte a los diálogos de paz que realiza Colombia bajo la guía, protección e intercesión de  Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina y Patrona de Colombia.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Palabras del Papa Francisco antes del rezo del Ángelus (convoca a toda la Iglesia a orar)


Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, explote la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado.

Vivo con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan.

Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme! ¡Pensemos en cuantos niños no podrán ver la luz del futuro! Con particular firmeza condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el corazón las imágenes terribles de los días pasados! ¡Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de la violencia lleva a la paz. ¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia!

Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación, superando la ciega contraposición. Con la misma fuerza exhorto también a la Comunidad Internacional a hacer todo esfuerzo para promover, sin ulterior demora, iniciativas claras por la paz en esa nación, basadas en el diálogo y en la negociación, por el bien de la entera población siria.

Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a quien está afectado por este terrible conflicto, en particular a los evacuados en el país y a los numerosos prófugos en los países vecinos. Que a los agentes humanitarios, empeñados en aliviar los sufrimientos de la población, se les asegure la posibilidad de prestar la ayuda necesaria.

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan: a todos nos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en el amor (Cfr. Carta encíclica, Pacem in terris [11 abril de 1963]: AAS 55 [1963], 301-302).
¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad! Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad.
Repito con voz alta: no es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino la cultura del encuentro, la cultura del diálogo: éste es el único camino hacia la paz.

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz.
Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad.

El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19.00 y hasta las 24.00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo.
¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza y de paz! Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno, organicen algún acto litúrgico según esta intención.

A María le pedimos que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra, con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor.
Ella es Madre: que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos. Ayúdanos, María, a superar también este momento difícil y a empeñarnos a construir cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.

María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!
Todos: María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!