miércoles, 19 de diciembre de 2012

sábado, 15 de diciembre de 2012

Felicitación Postal 2012


I Movimiento Juvenil Dominicano




En Salamanca tuvo lugar un encuentro del Movimiento Juvenil Dominicano por título Hay tantos caminos por andar.
A ese encuentro fuimos gentes de diversos puntos de España. Cada persona con su camino, con su historia.
Este encuentro estuvo enfocado desde la fe individualizada y en comunidad. Felicísimo Martínez fue el encargado de darnos unas pinceladas a este tema de la fe.
El nos decía que la fe hay que cimentarla ya que sino en los momentos difíciles de nuestra vida esa fe podría ser derrumbada.
En algunas ocasiones los ojos del corazón están ciegos y en algunas ocasiones experimentamos que El está ahí que es el importante y está en medio de nuestras vidas.
En el encuentro tuvimos oraciones que nos dieron pistas para seguir nuestro camino. El sábado a la noche oramos las vísperas con los frailes y después celebramos una vigilia para meditar que dificultades tenemos a la hora de vivir nuestra fe, como la vivimos y cómo podemos caminar hacia un futuro en clave dominicana.
El domingo a la mañana nos dieron testimonios una serie de personas de cómo viven ellos su fe y algunos como unian fe y trabajo que es tarea algunas veces complicada pero no imposible.
Visitamos algo Salamanca como la catedral, la plaza mayor y el convento de San Esteban nos hicieron a algunos una visita guiada.
Me despido como al principio hay tantos caminos por andar.
Juan García Marinas o.p.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Santo Domingo de Guzmán (Biografía)




Nació en Caleruega (Burgos) en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y muy encumbrada. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés.

De los siete a los catorce años (1177-1184), bajo la preceptoría de su tío el Arcipreste don Gonzalo de Aza, recibió esmerada formación moral y cultural. En este tiempo, transcurrido en su mayor parte en Gumiel de Izán (Burgos), despertó su vocación hacia el estado eclesiástico.

De los catorce a los veintiocho (1184-1198), vivió en Palencia: seis cursos estudiando Artes (Humanidades superiores y Filosofía); cuatro, Teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia.

Al terminar la carrera de Artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando en un rasgo de caridad heroica vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España.
Al concluir la Teología en 1194, se ordenó sacerdote y es nombrado Regente de la Cátedra de Sagrada Escritura en el Estudio de Palencia.

Al finalizar sus cuatro cursos de docencia y Magisterio universitario, con veintiocho años de edad, se recogió en su Cabildo, en el que enseguida, por sus relevantes cualidades intelectuales y morales, el Obispo le encomienda la presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de Vicario General de la misma.

En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de Castilla, acompaña al Obispo de Osma, Diego, como embajador extraordinario para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo, tuvo que hacer nuevos viajes, siempre acompañando al obispo Diego a Dinamarca y a Roma, decidiéndose durante ellos su destino y clarificándose definitivamente su ya antigua vocación misionera. En sus idas y venidas a través de Francia, conoció los estragos que en las almas producía la herejía albigense. De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Rehúsa a los obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido canónicamente.

Para remediar los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores, cedida a Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás de Tolosa se asocia a su obra.

En septiembre del mismo año, llega de nuevo a Roma en segundo viaje, acompañando del Obispo de Tolosa, Fulco, para asistir al Concilio de Letrán y solicitar del Papa la aprobación de su Orden, como organización religiosa de Canónigos regulares. De regreso de Roma elige con sus compañeros la Regla de San Agustín para su Orden y en septiembre de 1216, vuelve en tercer viaje a Roma, llevando consigo la Regla de San Agustín y un primer proyecto de Constituciones para su Orden. El 22 de Diciembre de 1216 recibe del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam” por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.

Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de Agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París, decidiendo marchar él a Roma. Allí se manifiesta su poder taumatúrgico con numerosos milagros y se acrecienta de modo extraordinario el número de sus frailes. Meses después enviará los primeros Frailes a Bolonia.
Habrá que esperar hasta finales de 1218 para ver de nuevo a Domingo en España donde visitará Segovia, Madrid y Guadalajara.

Por mandato del Papa Honorio III, en un quinto viaje a Roma, reúne en el convento de San Sixto a las monjas dispersas por los distintos monasterios de Roma, para obtener para los Frailes el convento y la Iglesia de Santa Sabina.

En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asiste al primer Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactan la segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente Capítulo celebrado también en Bolonia, acordará la creación de ocho Provincias.

Con su Orden perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de edad, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Concilio Vaticano II (1962-1965)

El Concilio Vaticano II es reconocido como el XXI concilio ecuménico de la Iglesia romana. Anunciado por Juan XXIII en enero de 1959, tuvo lugar de 1962 a 1965. Fue convocado como medio o instrumento de renovación espiritual para la Iglesia y como ocasión que permita a todos los cristianos separados de Roma buscar juntos la unidad”  Preparado durante tres años por comisiones de trabajo, en que intervienen especialistas y teólogos de todo el mundo, el Concilio Vaticano II adquiere un tono de calificación verdaderamente ecuménicos. Está considerado como el mayor acontecimiento religioso de nuestro tiempo.


La diferencia esencial, sin embargo, de este concilio con respecto a otros es el estilo y el talante con que estudia y define el mensaje cristiano frente al mundo de hoy. El concilio obedece y realiza lo que el papa Juan había propuesto: el aggiornamento de la Iglesia frente a los retos del mundo de hoy. Este aggiornamento cristaliza en un nuevo clima y en un nuevo rostro de la Iglesia. El “aire fresco” de fuera penetra en las  constituciones, decretos y declaraciones que a lo largo de tres años va elaborando y aprobando el concilio.

1º Constituciones: constitución sobre la sagrada liturgia (1963); constitución dogmatica sobre la Iglesia (1964); constitución dogmática sobre la revelación divina (1965); constitución pastoral sobre la Iglesia y el mundo moderno (1965).

2º Decretos: decreto sobre los medios de comunicación social; sobre las Iglesias orientales; sobre ecumenismo; sobre el ministerio pastoral de los Obispos; sobre la vida religiosa; sobre la formación sacerdotal; sobre el apostolado de los seglares; sobre la actividad misional; sobre los presbíteros.

3º Declaraciones: declaración sobre la educación cristiana; declaración sobre las religiones no cristianas; declaración sobre la libertad religiosa.

Cada uno de estos documentos ofrece a todos los cristianos la “nueva conciencia” que la Iglesia tiene y presenta al mundo, el “nuevo perfil” del cristiano y de lo cristiano. La legislación y la aplicación posteriores, llevadas a cabo fundamentalmente por su Santidad Pablo VI, han creado un clima de lo que se ha llamado “posconcilio” Renovación Bíblica, ecuménica, litúrgica, pastoral, nueva interpretación de la vida de los seglares y su actuación en la Iglesia y en el mundo han sido los resultados más salientes estos 25 años que nos separan del concilio.

Señalamos la reflexión que hace sobre si misma: “Iglesia, ¿qué dices de ti misma?”, se ha de  mencionar la reflexión que la Iglesia ha hecho sobre el mundo de hoy. En este sentido, la constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno puede considerarse como el mejor mensaje y colaboración que la Iglesia ofrece al mundo de hoy.