El miércoles pasado, con el rito de las Cenizas, comenzó la
Cuaresma, y hoy es el primer domingo de este tiempo litúrgico que hace
referencia a los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto, después del
bautismo en el río Jordán. San Marcos escribe en el Evangelio de hoy: "El
Espíritu condujo a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días
tentado por Satanás. Él estaba con las fieras y los ángeles le servían
"(1,12-13).
Con estas sencillas palabras el evangelista describe la prueba afrontada
voluntariamente por Jesús, antes de comenzar su misión mesiánica. Es una prueba
de la cual el Señor sale victorioso y que lo prepara para anunciar el Evangelio
del Reino de Dios. Él, en esos cuarenta días de soledad, se enfrentó a Satanás
"cuerpo a cuerpo", desenmascaró sus tentaciones, y lo venció.
La Iglesia nos recuerda este misterio al inicio de la Cuaresma, porque nos da
la perspectiva y el significado de este tiempo, que es tiempo de batalla
espiritual contra el espíritu del mal (cf. Oración Colecta el Miércoles de
Ceniza). Y mientras atravesamos el "desierto" Cuaresmal, nosotros mantenemos
la mirada dirigida a la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra
el maligno, contra el pecado y contra la muerte. Aquí está el significado de
este primer domingo de Cuaresma: retornar decididamente por el camino de Jesús,
el camino que lleva a la vida.
Este camino pasa a través del desierto. El desierto es el lugar donde se puede
escuchar la voz de Dios y la voz del tentador. En el ruido, en la confusión
esto no se puede hacer; sólo se sienten voces superficiales. En cambio en el desierto
lo podemos hacer con profundidad, donde se juega realmente nuestro destino, la
vida o la muerte. ¿Y cómo sentimos la voz de Dios? La sentimos en su Palabra.
Por lo tanto, es importante conocer las Escrituras, porque de lo contrario no
sabemos responder a los ataques del maligno.
El desierto Cuaresmal nos ayuda a decir no a lo mundano, a los
"ídolos", nos ayuda a tomar decisiones valientes, de acuerdo con el
Evangelio y a fortalecer la solidaridad con los hermanos.
Entonces entremos en el desierto sin miedo, porque no estamos solos: estamos
con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo. En efecto, como lo fue para
Jesús, es justo el Espíritu Santo quien nos guía en el camino cuaresmal, aquel
mismo Espíritu que descendió sobre Jesús y que se nos ha donado en el
bautismo.
La Cuaresma, por lo tanto, es un tiempo propicio que nos debe llevar a Tomar
siempre más conciencia de cuanto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, ha
obrado y puede obrar en nosotros. Y al final del camino cuaresmal, en la Vigilia
de Pascua, podremos renovar con una mayor conciencia la alianza bautismal y los
compromisos que derivan de él.
La Santísima Virgen, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a ser guiados
por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros una "nueva
criatura".
A Ella le encomiendo, en particular, la semana de ejercicios espirituales que
comenzará esta tarde, y a la que voy a participar junto con mis colaboradores
de la Curia Romana. Les pido de acompañarnos con sus oraciones.
DESPUÉS ÁNGELUS
Queridos hermanos y hermanas,
Dirijo un cordial saludo a las familias, grupos religiosos, asociaciones y
todos los peregrinos de Roma, Italia y diversos países.
Saludo a los fieles de Nápoles, Cosenza y Verona, y a los chicos de Seregno que
vinieron para la profesión de fe.
La Cuaresma es un camino de conversión que se centra en el corazón. Por lo tanto,
en este primer domingo, he pensado de regalar aquí en la plaza de un pequeño
libro de bolsillo titulado "Cuida tu corazón." Este libro recoge
algunas de las enseñanzas de Jesús y los contenidos esenciales de nuestra fe,
como los siete Sacramentos, los dones del Espíritu Santo, los Diez
Mandamientos, las virtudes, las obras de misericordia ... Ahora lo distribuirán
los voluntarios, entre los cuales hay muchas personas sin hogar. Tomen un
librito cada uno y llévenlo con ustedes, como una ayuda para la conversión y
crecimiento espiritual, que comienza siempre desde el corazón: allí donde se
juega el partido de las decisiones diarias entre el bien y el mal, entre lo
mundano y el Evangelio, entre la indiferencia y la solidaridad. La humanidad
necesita de justicia, de paz, que sólo se puede tener retornando con todo el
corazón a Dios, que es la fuente.
Les deseo a todos un buen domingo. Por favor no se olviden de rezar por mí.
Buena almuerzo y adiós!
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