"Queridos hermanos y hermanas: Hoy quiero
hablarles de mi visita apostólica a Kenia, Uganda y la República
Centroafricana, donde he tenido la alegría de llevar la palabra de esperanza de
Jesús resucitado.
En Kenia, un País que representa bien el reto global de
nuestra época, los animé a cuidar sus riqueza naturales y espirituales,
constituidas por los recursos de la tierra, de las nuevas generaciones y de los
valores que forman la sabiduría de los pueblos, para que sea justo, inclusivo y
sostenible.
En Uganda, bajo la memoria de sus mártires, he constatado el
testimonio de esperanza y el servicio en la caridad de tantos
discípulos-misioneros que, no obstante las dificultades buscan vivir según el
Evangelio.
En la República Centroafricana, corazón geográfico del
continente, he querido abrir en la catedral de Bangui la primera Puerta Santa
del Jubileo de la Misericordia, en donde hemos experimentado que el Señor esta
con nosotros en la barca, es él quien la guía y a él hemos renovado el
compromiso de seguirle. Él es nuestra esperanza, nuestra paz, rostro de la
divina Misericordia.
Agradezco, una vez más, a las Autoridades civiles y a los
Obispos de estas naciones su acogida, y doy las gracias a todos los que de
diversos modos han colaborado.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a
los grupos venidos de España y Latinoamérica. Invito a todos a dar gracias al
Señor por este primer Viaje Apostólico a África, y a pedirle que de abundantes
frutos y muchos misioneros. Muchas gracias".
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