domingo, 15 de junio de 2014

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO EN LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, que presenta a nuestra contemplación y adoración la vida divina del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: una vida de comunión profunda y de amor perfecto, origen y meta de todo el universo y de toda criatura. En la Trinidad reconocemos también el modelo de la Iglesia, a la que hemos sido llamados a amarnos como Jesús nos amó. Es el amor el signo concreto que manifiesta la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es el amor el distintivo del cristiano, como nos dijo Jesús: “Por esto sabrán que sois mis discípulos: si tenéis amor los unos por los otros” (Jn 13, 35). Es una contradicción pensar en cristianos que se odian ¡es una contradicción! Esto es lo que busca siempre el diablo, que nos odiemos, porque él pretende siempre sembrar la cizaña del odio. Él no conoce el amor. El amor es de Dios.

Todos estamos llamados a testificar y a anunciar el mensaje de que “Dios es amor”, que Dios no está lejos o es insensible a nuestros asuntos humanos. Él está cerca, está siempre a nuestro lado, camina con nosotros para compartir nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestras esperanzas y nuestras fatigas. Nos ama hasta tal punto que se hizo carne, que se ha hecho hombre, vino al mundo no para juzgarlo sino para que el mundo se salve por medio de Jesús (cfr. Jn 3, 16-17). Este es el amor de Dios en Jesús. Este amor que es tan difícil de entender, pero que nosotros los sentimos cuando nos acercamos a Jesús y él nos perdona siempre, nos espera siempre, nos ama tanto. Este amor de Jesús que nosotros sentimos es el Amor de Dios.

El Espíritu Santo, don de Jesús Resucitado, nos comunica la vida divina y así nos hace entrar en el dinamismo de la Trinidad, que es un dinamismo de amor, de comunión, de servicio recíproco, de compartir. Una persona que ama a los demás por la alegría misma de amar es reflejo de la Trinidad. Una familia que se ama y se ayuda, los unos a los otros, es reflejo de la Trinidad. Una parroquia en la que se quieren mucho y se comparten los bienes espirituales y materiales es un reflejo de la Trinidad.

El amor verdadero no tiene límites, pero sabe limitarse, para ir hacia el otro, para respetar la libertad del otro. Todos los domingos vamos a Misa celebramos la Eucaristía juntos. La Eucaristía es como la “zarza ardiente” en la que humildemente habita y se comunica la Trinidad; por esto la Iglesia ha puesto la fiesta del Corpus Domini después de la de la Trinidad.

El próximo Jueves, según la tradición romana, celebraremos la Santa Misa en San Juan de Letrán y después haremos la procesión con el Santísimo Sacramento. Invito a los romanos y a los peregrinos a participar para expresar nuestro deseo de ser un pueblo “unido en la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (San Cipriano).

Que la Virgen María, criatura perfecta de la Trinidad, nos ayude a hacer de toda nuestra vida, en los pequeños gestos y en las elecciones más importantes, un himno de alabanza a Dios Amor.

DESPUÉS DEL ÁNGELUS

Queridos hermanos y hermanas:

Estoy siguiendo con mucha preocupación los sucesos de estos últimos días en Irak. Os invito a todos a uniros a mi oración por la querida nación iraquí, sobre todo por las víctimas y por los que sufren mayormente las consecuencias del aumento de la violencia, en especial por las muchas personas, entre los cuales muchos cristianos, que han tenido que dejar su propia casa. Deseo, para toda la población, la seguridad y la paz y un futuro de reconciliación y de justicia donde todos los iraquíes, sea cual sea su pertenencia religiosa, puedan reconstruir juntos su patria, haciendo de ella un modelo de convivencia. Recemos a la madre, todos juntos por el pueblo iraquí. Ave Maria...(Rezo del Papa Francisco)

Estoy muy contento de anunciar que, aceptando la invitación de los obispos y de las autoridades civiles albanesas, pretendo ir a Tirana el próximo domingo 21 de septiembre. Con este breve viaje deseo confirmar en la fe a la Iglesia de Albania y expresar mi aliento a un país que ha sufrido largamente las consecuencias de las ideologías del pasado.

Ahora os saludo a todos vosotros, queridos peregrinos presentes hoy: grupos parroquiales, familias y asociaciones. En especial saludo a los militares de Colombia, a los fieles venidos de Taiwan y Hong Kong, de Ávila y La Rioja (España=, de Venado Tuerto (Argentina), de Cagliari, Albino, Vignola, Lucca y Battipaglia.

Saludo al Movimeinto Pro Sanctitate, en el centenario de nacimiento del fundador, el Siervo de Dios, Guglielmo Giaquinta: queridos amigos, os animo a llevar adelante con alegría el apostolado de la santidad. Saludo a los jóvenes de Casaleone que han recibido la Confirmación y a los trabajadores del Grupo IDI Sanidad de Roma.

Un pensamiento especial dirijo a las colaboradoras domésticas y cuidadoras, que provienen de muchas partes del mundo y que desarrollan un servicio precioso en las familias, especialmente apoyando a los ancianos y a las personas discapacitadas. No valoramos con justicia la gran labor que llevan a cabo con la familia. Gracias a todos.

A todos os deseo un buen domingo y una buena comida, No os olvidéis de rezar por mi.¡Hasta pronto!


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