Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, que presenta a nuestra
contemplación y adoración la vida divina del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo: una vida de comunión profunda y de amor perfecto, origen y meta de todo
el universo y de toda criatura. En la Trinidad reconocemos también el modelo de
la Iglesia, a la que hemos sido llamados a amarnos como Jesús nos amó. Es el
amor el signo concreto que manifiesta la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Es el amor el distintivo del cristiano, como nos dijo Jesús: “Por esto
sabrán que sois mis discípulos: si tenéis amor los unos por los otros” (Jn 13,
35). Es una contradicción pensar en cristianos que se odian ¡es una
contradicción! Esto es lo que busca siempre el diablo, que nos odiemos, porque
él pretende siempre sembrar la cizaña del odio. Él no conoce el amor. El amor
es de Dios.
Todos estamos llamados a testificar y a anunciar el mensaje de que “Dios es
amor”, que Dios no está lejos o es insensible a nuestros asuntos humanos. Él
está cerca, está siempre a nuestro lado, camina con nosotros para compartir
nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestras esperanzas y nuestras fatigas.
Nos ama hasta tal punto que se hizo carne, que se ha hecho hombre, vino al
mundo no para juzgarlo sino para que el mundo se salve por medio de Jesús (cfr.
Jn 3, 16-17). Este es el amor de Dios en Jesús. Este amor que es tan difícil de
entender, pero que nosotros los sentimos cuando nos acercamos a Jesús y él nos
perdona siempre, nos espera siempre, nos ama tanto. Este amor de Jesús que
nosotros sentimos es el Amor de Dios.
El Espíritu Santo, don de Jesús Resucitado, nos comunica la vida divina y así
nos hace entrar en el dinamismo de la Trinidad, que es un dinamismo de amor, de
comunión, de servicio recíproco, de compartir. Una persona que ama a los demás
por la alegría misma de amar es reflejo de la Trinidad. Una familia que se ama
y se ayuda, los unos a los otros, es reflejo de la Trinidad. Una parroquia en
la que se quieren mucho y se comparten los bienes espirituales y materiales es
un reflejo de la Trinidad.
El amor verdadero no tiene límites, pero sabe limitarse, para ir hacia el otro,
para respetar la libertad del otro. Todos los domingos vamos a Misa celebramos
la Eucaristía juntos. La Eucaristía es como la “zarza ardiente” en la que
humildemente habita y se comunica la Trinidad; por esto la Iglesia ha puesto la
fiesta del Corpus Domini después de la de la Trinidad.
El próximo Jueves, según la tradición romana, celebraremos la Santa Misa en San
Juan de Letrán y después haremos la procesión con el Santísimo Sacramento.
Invito a los romanos y a los peregrinos a participar para expresar nuestro
deseo de ser un pueblo “unido en la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo” (San Cipriano).
Que la Virgen María, criatura perfecta de la Trinidad, nos ayude a hacer de
toda nuestra vida, en los pequeños gestos y en las elecciones más importantes,
un himno de alabanza a Dios Amor.
DESPUÉS DEL ÁNGELUS
Queridos hermanos y hermanas:
Estoy siguiendo con mucha preocupación los sucesos de estos últimos días en
Irak. Os invito a todos a uniros a mi oración por la querida nación iraquí,
sobre todo por las víctimas y por los que sufren mayormente las consecuencias
del aumento de la violencia, en especial por las muchas personas, entre los
cuales muchos cristianos, que han tenido que dejar su propia casa. Deseo, para
toda la población, la seguridad y la paz y un futuro de reconciliación y de
justicia donde todos los iraquíes, sea cual sea su pertenencia religiosa,
puedan reconstruir juntos su patria, haciendo de ella un modelo de convivencia.
Recemos a la madre, todos juntos por el pueblo iraquí. Ave Maria...(Rezo del
Papa Francisco)
Estoy muy contento de anunciar que, aceptando la invitación de los obispos y de
las autoridades civiles albanesas, pretendo ir a Tirana el próximo domingo 21
de septiembre. Con este breve viaje deseo confirmar en la fe a la Iglesia de
Albania y expresar mi aliento a un país que ha sufrido largamente las
consecuencias de las ideologías del pasado.
Ahora os saludo a todos vosotros, queridos peregrinos presentes hoy: grupos
parroquiales, familias y asociaciones. En especial saludo a los militares de
Colombia, a los fieles venidos de Taiwan y Hong Kong, de Ávila y La Rioja
(España=, de Venado Tuerto (Argentina), de Cagliari, Albino, Vignola, Lucca y
Battipaglia.
Saludo al Movimeinto Pro Sanctitate, en el centenario de nacimiento del
fundador, el Siervo de Dios, Guglielmo Giaquinta: queridos amigos, os animo a
llevar adelante con alegría el apostolado de la santidad. Saludo a los jóvenes de
Casaleone que han recibido la Confirmación y a los trabajadores del Grupo IDI
Sanidad de Roma.
Un pensamiento especial dirijo a las colaboradoras domésticas y cuidadoras, que
provienen de muchas partes del mundo y que desarrollan un servicio precioso en
las familias, especialmente apoyando a los ancianos y a las personas
discapacitadas. No valoramos con justicia la gran labor que llevan a cabo con
la familia. Gracias a todos.
A todos os deseo un buen domingo y una buena comida, No os olvidéis de rezar por
mi.¡Hasta pronto!
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