Plaza de San Pedro
Miércoles 6 de noviembre de 2013
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quisiera hablar de la comunión de los santos, que crece
mediante la participación en los bienes espirituales de la Iglesia.
En los Sacramentos nos encontramos con Jesús y, por medio de
Él, entramos a formar parte del santo Pueblo de Dios. Todo encuentro con el
Señor tiene un carácter misionero. Por eso, los Sacramentos constituyen una
invitación a comunicar a los otros lo que hemos visto y oído, a llevar a los
demás la salvación que hemos recibido.
A su vez, los carismas son dones y gracias especiales que el
Espíritu Santo reparte para la edificación de la Iglesia, es decir, de su
santidad y de su misión en el mundo. Ellos enriquecen la caridad, que está por
encima de todo. Sin amor, los carismas son vanos. Con amor, hasta el menor de
nuestros actos repercute en beneficio de todos.
La caridad es la mayor riqueza de la Iglesia. Vivir la
comunión en la caridad significa no buscar el propio interés, sino ser capaces
de compartir las alegrías y los sufrimientos de los hermanos, ser capaces de
llevar los unos las cargas de los otros.
No lo olvidemos: los bienes espirituales que compartimos en
la Iglesia están al servicio de la comunión y de la misión, y mediante la
comunión de los santos cada uno de nosotros somos signo y “sacramento” del amor
de Dios para los demás y para el mundo entero.
Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en
particular a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Argentina y los
demás países latinoamericanos. Que María Santísima haga de todos nosotros
discípulos misioneros, que dan gratis las gracias recibidas. Muchas gracias.
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